La crisis anima a los negocios a ofertar artículos de segunda mano Los clientes apuestan cada vez más por estas compras
C. J. / L. Q.
05/06/2016
05/06/2016
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Según el comité Económico y Social Europeo, casi la mitad de los europeos encuestados optaron por no reparar un producto en el 2015 por su coste. "Mientras el coste de fabricación es cada vez menor, el precio de la mano de obra se mantiene, y a la gente ya no le sale a cuenta repara algo porque se vuelve muy caro", opina Gonzalo Torralbo, de Recyclia.
No todos los productos que se desechan acaban en el desguace. Un estadio intermedio son las empresas y negocios que se dedican a recuperar los artículos, reciclarlos y darles una segunda vida. Ese es el caso de las tiendas Vendeloamazing o Trueque Shop, ubicadas en Zaragoza, que se encargan de comprar los artículos de segunda mano a los clientes, para revenderlos después en distintas plataformas online por todo el mundo. "Somos un gran escaparate de productos de segunda mano, pero no vendemos en la propia tienda, sino que la hacemos íntegra por internet", explica el dueño del establecimiento, Ivan Pascau.
La ropa es otro de los productos más aclamados en la venta de segunda mano. La tienda Zsa Zsa Zsu, en la capital aragonesa, es famosa por vender prendas de primera marca antes usadas, con el único requisito de que estén "exquisitamente cuidadas y lavadas en la tintorería", a las que le ponen un precio del 70% inferior al original. Todo ello cuidadosamente registrado mediante un contrato firmado por la clienta y el establecimiento. Un acierto para el momento de crisis.
Un ejemplo de un proyecto que busca la recuperación y reciclaje de ropa y otros textiles es la iniciativa Aropa2. Promovida por dos empresas aragonesas, su objetivo es favorecer la protección del medioambiente y la creación de puestos de trabajo para personas en situación o riesgo de exclusión social en la comunidad autónoma. A través de 93 contenedores metálicos y puntos de recogida que están repartidos por toda la capital aragonesa, recogen diariamente las donaciones desinteresadas de los vecinos. El coordinador de la iniciativa, Julio Cortés, asegura que el 85% de lo que recopilan acaba siendo utilizado de alguna forma: donado a personas desfavorecidas, vendiéndolo en una tienda especializada (desde la que se financian) o se quedan en la despensa esperando un uso concreto.
Por otro lado, existen también negocios que arreglan los aparatos y los vuelven a poner en el mercado avisando de que son de segunda mano. Muchas son las empresas de la llamada economía social, que persigue generar un beneficio también ético en la sociedad, en este caso a través de fomentar el consumo responsable y el empleo entre colectivos desfavorecidos.
La idea viene de los Repair Café de Holanda, una red de locales donde voluntarios se ayudan para arreglar cosas y que cuentan con casi 1.100 sedes en el mundo, incluidas el Medialab Padro de Madrid, Oviedo y en La Azucarera, en Zaragoza. En ellos se ha empezado a experimentar con impresoras 3D para proveerse de piezas.
Según la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (Aeress), por cada 10.000 toneladas de residuos y otros materiales se crean 36 puestos de trabajo si se reciclan, y hasta 296 si se reutilizan.
No todos los productos que se desechan acaban en el desguace. Un estadio intermedio son las empresas y negocios que se dedican a recuperar los artículos, reciclarlos y darles una segunda vida. Ese es el caso de las tiendas Vendeloamazing o Trueque Shop, ubicadas en Zaragoza, que se encargan de comprar los artículos de segunda mano a los clientes, para revenderlos después en distintas plataformas online por todo el mundo. "Somos un gran escaparate de productos de segunda mano, pero no vendemos en la propia tienda, sino que la hacemos íntegra por internet", explica el dueño del establecimiento, Ivan Pascau.
La ropa es otro de los productos más aclamados en la venta de segunda mano. La tienda Zsa Zsa Zsu, en la capital aragonesa, es famosa por vender prendas de primera marca antes usadas, con el único requisito de que estén "exquisitamente cuidadas y lavadas en la tintorería", a las que le ponen un precio del 70% inferior al original. Todo ello cuidadosamente registrado mediante un contrato firmado por la clienta y el establecimiento. Un acierto para el momento de crisis.
Un ejemplo de un proyecto que busca la recuperación y reciclaje de ropa y otros textiles es la iniciativa Aropa2. Promovida por dos empresas aragonesas, su objetivo es favorecer la protección del medioambiente y la creación de puestos de trabajo para personas en situación o riesgo de exclusión social en la comunidad autónoma. A través de 93 contenedores metálicos y puntos de recogida que están repartidos por toda la capital aragonesa, recogen diariamente las donaciones desinteresadas de los vecinos. El coordinador de la iniciativa, Julio Cortés, asegura que el 85% de lo que recopilan acaba siendo utilizado de alguna forma: donado a personas desfavorecidas, vendiéndolo en una tienda especializada (desde la que se financian) o se quedan en la despensa esperando un uso concreto.
Por otro lado, existen también negocios que arreglan los aparatos y los vuelven a poner en el mercado avisando de que son de segunda mano. Muchas son las empresas de la llamada economía social, que persigue generar un beneficio también ético en la sociedad, en este caso a través de fomentar el consumo responsable y el empleo entre colectivos desfavorecidos.
La idea viene de los Repair Café de Holanda, una red de locales donde voluntarios se ayudan para arreglar cosas y que cuentan con casi 1.100 sedes en el mundo, incluidas el Medialab Padro de Madrid, Oviedo y en La Azucarera, en Zaragoza. En ellos se ha empezado a experimentar con impresoras 3D para proveerse de piezas.
Según la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (Aeress), por cada 10.000 toneladas de residuos y otros materiales se crean 36 puestos de trabajo si se reciclan, y hasta 296 si se reutilizan.
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